jueves, 18 de octubre de 2007

Alejandro Simonetti: preguntas (tercera parte)

“Cuando decimos, ¿porqué soy así?...

En las interrelaciones suele haber malos hábitos o impulsos que heredamos que hacen a una mala relación pero también actuamos libremente con nuestra voluntad. ¿No tendría que haber un compromiso libre con los demás pero también un compromiso libre con nosotros mismos?”.

Uno de los grupos con los que tenemos que comprometernos libremente es el grupo interno, esa patota de gente internalizada desde la primera infancia, que no siempre se llevan bien entre ellos y muchos siguen repitiendo acríticamente mandatos recibidos hace mucho tiempo, que nunca fueron revisados en comparación con nigro2nuestras nuevas circunstancias vitales.
Por supuesto que la libertad bien entendida empieza por el grupo interno, porque alguien que en su grupo interno permite dominaciones  o marginaciones, no tiene autoridad moral para luchar contra las dominaciones y marginaciones en los grupos externos.
Si mi boca, por ejemplo, por ocupar un lugar privilegiado para la entrada de cosas que engordan o intoxican, como grasas, humo, alcohol, substancias alucinógenas, etc. se toma la atribución de dejar entrar lo que le gusta aunque el hígado, el corazón o la piel protesten, ¿con qué cara voy a luchar contra la prepotencia del puerto de Buenos Aires sobre las provincias, la explotación de los patrones sobre los trabajadores o la brutalidad de Bush sobre los países que ataca con misiles?.

“¿Para Pichon el grupo tiene un esquema?.

¿El núcleo de identidad viene con nosotros y luego lo modificamos o es algo que lo vamos formando o es algo estático?”.

Para Pichon el vínculo tiene una estructura. Es un sistema, un conjunto de elementos organizado para una función y su estructura es esa organización de los elementos que lo disponen para esa función. Los elementos son dos o más sujetos (un sujeto y un objeto, decía Pichon desde el psicoanálisis, pero después trabajó con grupos y habrá podido ver a sujetos vincularse entre ellos).
¿Cómo se organizan esos sujetos, ¿cuál es su estructura?: se toman los unos a los otros como auxiliares, modelos, objetos o rivales en la satisfacción de algunas de sus necesidades, estableciendo procesos de comunicación y aprendizaje entre ellos, interactuando y comunicándose mensajes (comunicación) que quedan inscriptos en ellos (aprendizaje) y así quedan “atados” unos a otros, vinculados, relacionados recíprocamente en la satisfacción de algunas de sus necesidades.
El núcleo de identidad personal y social, como en la enfermedad el núcleo patogenético, generador de enfermedad, no viene con nosotros de fábrica: lo construimos sin darnos cuenta en nuestros primeros años: es un sistema cuyos elementos son la herencia genética, las incidencias del embarazo, nuestro nacimiento y el equipo natal resultante y, ante las caricias y los golpes del grupo familiar, una disposición básica que nos da un estilo, una manera de matar las pulgas, un núcleo de identidad con aspectos personales y sociales, porque se da en un contexto socioeconómicocultural.
A partir de los primeros tres años, tenemos una manera de encarar las fragmentaciones e integraciones de la vida que nos hace ser nosotros mismos: irá variando algunas de sus características en juego con los factores actuales, cotdidianos y nuestras decisiones libres, pero siempre nos acompañará cierto color de nuestra infancia.

(continuará).

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